Esta historia la hemos
contado muchas veces, pero no nos cansamos de contarla. No nos conocimos en una
librería como en las películas, ni tampoco vivimos un flechazo en la cola de
una cafetería pero hay romanticismos que nacen poco a poco.
Nos conocimos en el
instituto con trece años, íbamos a la misma clase, pero sentíamos lo que se
dice… indiferencia mutua, no nos llevábamos muy bien, nuestras compañías eran
totalmente contrarias, y nos vimos casi de lejos hasta que nos tocó compartir
asiento. Lo que ocurría es que no nos conocíamos realmente. Después compartimos
amigos, salidas de discoteca e historias de adolescentes de lo más divertidas.
Durante los siguientes años nos volvimos inseparables, confidentes y amigos de
los que se conocen con la mirada.
Supimos mantenernos
unidos mientras que nuestros amigos del insti
se disipaban, y fuimos los únicos de nuestro grupo que iban a la universidad.
La primera vez que íbamos a separarnos para ir a clase, conocimos gente nueva y
ambientes diferentes. La sorpresa fue que al estar más tiempo separados…
comenzamos a echarnos de menos. Hubo cartas de por medio que hablaban por
nosotros. ¿Sentíamos algo más? ¡Qué va! ¿Nosotros novios? ¡Ja! A veces duele y ruboriza reconocer la verdad. Creíamos que
podíamos ser sólo amigos. Pero el roce hace el cariño y algo más.
Pasaron los meses,
pidiendo no alejarnos, y dimos largos paseos recorriendo Valladolid,
descubriéndonos el uno al otro algún que otro sentimiento. Hay abrazos que
enseñan cosas y miradas que piden algo más. Nos costó reconocerlo pero nos
queríamos más de lo que pensábamos. No podíamos ser sólo amigos. Y en 2005
vivimos un Año Nuevo especial y en la primavera bajo la lluvia muchos días, llegó
el momento, oficialmente novios desde el 20 de abril.
Ahora después de casi
10 años de felicidad, después de toda una vida juntos, viviendo momentos
inolvidables llenos de fotos que nos arrancan sonrisas… ¡nos casamos! Quién nos
lo iba a decir… de todos modos no lo hubiéramos creído.
Love is in the air :)
